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El angioma del recién nacido: qué es, cómo tratarlo y por qué aparece

El angioma del recién nacido es una forma benigna de cáncer que se manifiesta con las típicas manchas rojas o azuladas en una región más o menos extensa de la piel del bebé. Intentemos comprender qué es y cuándo es necesaria una intervención médica.

El angioma del recién nacido no es más que una ligera malformación vascular que se manifiesta en forma de una mancha púrpura, roja o azulada en la piel del bebé. Es un tumor benigno visible en una cierta área del cuerpo o de la cara que puede tomar diferentes tamaños, formas y colores.

El angioma del recién nacido es, en esencia, esa mancha coloreada con contornos más o menos definidos que se llama impropiamente “marca de nacimiento”. Puede aparecer desde el nacimiento o unas semanas después.

Pero, ¿cuáles son los verdaderos riesgos ligados a la aparición de estas manchas en la piel del bebé y cuándo es aconsejable consultar a un especialista? Intentemos arrojar algo de luz sobre el tema.

Angioma del recién nacido: causas

El término “angioma”, de hecho, no es tan apropiado. Sería más correcto hablar de hemangioma infantil en referencia a esas pequeñas manchas rojas o azuladas que aparecen en la piel de algunos niños que aparecen desde los primeros días de vida. Como se ha mencionado, se trata de formaciones tumorales benignas que afectan a la piel y a algunos vasos sanguíneos, pero que tienden a retroceder espontáneamente con el tiempo.

La razón por la que los angiomas de los bebés se denominan comúnmente “marcas de nacimiento” es que alguna vez se asociaron con las marcas de nacimiento de la mujer embarazada. Obviamente, este no es el origen del hemangioma infantil y la investigación científica ha arrojado luz sobre esto desde hace mucho tiempo.

Las causas del angioma del recién nacido -cuya incidencia es igual al 3-10%- deben buscarse en una dirección completamente diferente, aunque en muchos aspectos todavía representan un misterio. Generalmente, el angioma se origina a nivel celular, en los vasos sanguíneos, en un capilar para ser exactos. Es precisamente en este lugar donde se inicia una proliferación anormal desencadenada por una célula endotelial, que da lugar a una malformación de los vasos que es visible a simple vista en la piel del recién nacido.

Sin embargo, las razones de estas proliferaciones siguen siendo casi desconocidas. Podrían estar relacionadas con alteraciones en el desarrollo del sistema vascular o con la falta de oxígeno (hipoxia) durante el período de gestación. Menos acreditados, aunque examinados por muchos estudiosos, parecen ser los factores de naturaleza hormonal, genética (herencia) o farmacológica.

Angioma del recién nacido: tipos

La clasificación de los angiomas de los recién nacidos se basa esencialmente en la profundidad a la que se desarrolla la lesión. No deben confundirse con otras malformaciones congénitas, como los angiomas planos, que son verdaderas deformaciones de la piel o de los vasos sanguíneos que no proliferan, pero que no retroceden con el tiempo.

Los hemangiomas infantiles también son completamente asintomáticos y no causan dolor. Sin embargo, en algunos casos puede ser necesaria una intervención médica o quirúrgica para extirparla, especialmente si la lesión afecta a las membranas mucosas o a la función de un órgano.

Angioma superficial

Como su nombre indica, se trata de una lesión cutánea muy superficial, normalmente de color rojo o rosa. El parche puede ser elevado o plano, pero retrocede espontáneamente al 7º u 8º año de vida del niño.

Angioma profundo

En este caso la lesión se localiza a nivel subcutáneo, es decir, a una capa más profunda de la piel. Visualmente aparece como un moretón o una hinchazón o un nódulo púrpura o azulado.

Angioma mixto

Se trata de un tipo de angioma que tiene algunas peculiaridades de los dos tipos mencionados anteriormente.

Los angiomas del recién nacido, además, también pueden ser de tipo:

  • segmentaria, si afectan a una región anatómica más amplia asumiendo una apariencia de “mapa”. Son los más peligrosos por el riesgo de complicaciones y ulceraciones;
  • múltiple o multifocal;
  • indeterminado, más suave y menos extenso.

En cualquier caso, siempre es aconsejable consultar al dermatólogo pediátrico para centrarse en el tipo de angioma y vigilar su evolución.

Angioma del recién nacido: complicaciones

Cuando el angioma no sigue un curso regular y progresivo hasta su completa desaparición, pueden surgir complicaciones que dependen principalmente de la zona donde se originó la lesión. En particular, los párpados, los labios y los genitales son las zonas anatómicas más “vulnerables” en caso de angioma del recién nacido. En la fase proliferativa y regresiva del angioma es posible que ocurra:

  • ulceración;
  • sangrado;
  • infección (5% de los casos);
  • cicatrices;
  • complicaciones estético-funcionales.

Discusión separada para las complicaciones del hemangioma infantil del párpado que pueden causar:

  • defectos de visión (astigmatismo y ambliopía funcional);
  • deformación del borde ciliar
  • lesiones en la córnea;
  • obstrucción subglótica en los casos más graves.

Angioma del recién nacido: tratamiento

Por lo tanto, es evidente que el angioma del recién nacido requiere un tratamiento médico/quirúrgico especial sólo cuando puede poner en grave peligro la funcionalidad de un órgano, crear un daño estético permanente o exponer al niño a un riesgo de vida.

En otros casos, la evaluación de cualquier opción de tratamiento debe ser sopesada por el especialista en función de factores como el tamaño, la parte anatómica afectada, las molestias estéticas inducidas y los posibles riesgos futuros.

Las ulceraciones causadas por angiomas infantiles deben tratarse de manera que se evite la infección. El uso de antisépticos tópicos o antibióticos son las vías más recomendadas, además de una adecuada y meticulosa higiene de las zonas ulceradas.

Normalmente estas lesiones se curan en unas pocas semanas y dejan ligeras cicatrices que tienden a desaparecer a medida que se desarrollan.

En realidad, sólo un pequeño porcentaje (10-12%) de los casos requiere un tratamiento farmacológico más complejo. Recientemente, el descubrimiento de la eficacia del propranolol (un antihipertensivo betabloqueante) ha abierto una interesante perspectiva terapéutica para el tratamiento del angioma del recién nacido, como se informa en el sitio web del Hospital Bambino Gesù).

Si no se puede administrar el propranolol o resulta ineficaz, las alternativas se basan en la administración de corticoesteroides sistémicos y de vincristina, un fármaco anticanceroso sulfatado. Sólo cuando el angioma no responde a ninguna terapia se opta por la cirugía.

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